tag:blogger.com,1999:blog-65031678452103007492024-03-13T18:58:17.777-07:00Quinta del SordoAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/00215791227371858050noreply@blogger.comBlogger9125tag:blogger.com,1999:blog-6503167845210300749.post-58927790420813026282015-06-20T20:40:00.000-07:002015-06-20T20:40:16.509-07:00Sobre la Muerte Voluntaria<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-BfEyXYuMcFw/VYYvGgulSSI/AAAAAAAAAMg/dFh1e8YuI-g/s1600/Entierro.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="370" src="http://2.bp.blogspot.com/-BfEyXYuMcFw/VYYvGgulSSI/AAAAAAAAAMg/dFh1e8YuI-g/s640/Entierro.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
<span style="font-family: 'Book Antiqua', serif; font-size: 12pt;">Me he planteado, en virtud de la
lectura de mis últimos textos, escritos, desde luego, hace un tiempo
considerable ya, repensar minuciosamente algunas de mis ideas sobre el carácter
pesimista e indolente que promulgaba. En aras de establecer, apodícticamente, un
esbozo que enmarque de manera concienzuda una síntesis de mi pensamiento, había
decidido, con tal propósito, fermentar aquel caudal de ideas cuya entronización
implicaba un desarrollo más intricado y explícito.</span><br />
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<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Cimentar, en efecto, un sistema
filosófico procura, al hacedor de tan compleja empresa, dificultades en cuanto
a su estructuración y al tiempo requerido para llevarla a cabo. Por tanto, es
natural que, en función de la disponibilidad de la cual me resulta, hasta entonces,
inasequible, haya decidido legitimar algunas exposiciones que me gustaría se
tomasen, si esto no produce inapetencia en lo que atañe al texto, como meras
opiniones personales. Es sabido que a cada pensador o intelectual, dentro del
contexto social y académico, suele tomársele con cierta beatitud y grandiosidad;
ignorando que, pese a la validez con la que encarna sus argumentos, estos no
dejan de fraguarse bajo su abultado velo de subjetividad y, particularmente, sobre
la estela imperecedera de la percepción laxa que los sentidos le proporciona.
Por lo que, en vista de que mi criterio no es, en todo caso, presupuesto de una
mente prodigiosa, espero, no sin antes desvelar mis intenciones, que se me tome
con absoluta incredulidad y cautela.<o:p></o:p></span></div>
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<br /></div>
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<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Se ha vuelto, amén de mis
innumerables querellas con lo que escribo, imperativo especificar, de un modo
más o menos constante, que mis argumentos deben mantenerse en el estrado de la
insignificancia. No por eso, huelga decir, debe desacreditarse con recelo <a href="https://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a>lo que resulta aquí, tras horas de ardua escritura. En
síntesis, el manuscrito que pretendo desarrollar a continuación, estará
atiborrado de innumerables errores y, posiblemente, de contradicciones en lo
que concierne a ciertos aspectos filosóficos. <o:p></o:p></span></div>
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<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Ya puestos en evidencia algunas
cuestiones que el lector debe tomar en cuenta, pasemos a lo que nos concierne.<o:p></o:p></span></div>
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<br /></div>
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<b><span lang="ES" style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Preludio
a una Filosofía del Pesimismo<o:p></o:p></span></b></div>
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<br /></div>
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<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Resulta imposible, en la mayoría de los
casos, allanar la morada de la verdad sin que esta, al sentirse asediada por la
razón y la meticulosa investigación científica, rehúya con perspicacia de la
mirilla de la inagotable búsqueda del hombre. Es, por tanto, menester aclarar
que, si bien me he propuesto inquirir todo influjo de ésta, cabe la posible
circunstancia que, al igual que como ya he dicho, se volatilice dejándome en
una penosa situación frente al lector presente. <o:p></o:p></span></div>
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<br /></div>
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<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">No obstante, para dilucidar el
camino por el que el hombre, harto confiado y dignificado por su valor y,
además, expiado de cualquier decadencia, circunda, a medida adquiere la
facultad de emprender dicho viaje recorriendo los pantanos de la incertidumbre
y las abundantes arboledas de la mística y la existencia, es necesario
liberarnos de todo dispositivo de erudición obsoleto. Cualquier metafísica,
excluida de los terrenos existenciales, es, al igual que toda economía de la
sinrazón, un disparate. Al igual que cualquier pensamiento, inclinado más por
un lado de la balanza que equilibra a los pilares de la razón se desmorona,
así, cualquier mecanismo de intelección arrogada por el raquitismo y la
infección, ve su crepúsculo bajo los escombros de su pobre y frágil
arquitectura.<o:p></o:p></span></div>
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<br /></div>
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<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Realizando la interrogante principal,
¿para qué aventurarse en estos terrenos? ¿No habrá acaso un sinfín de escritos
que versen sobre el tema y que, por extensión, abarquen con una agudeza
quirúrgica y profundidad benemérita la cuestión que nos planteamos tratar?
¡Desde luego que sí! Empero, ¿con qué vitalidad se habrán desarrollado cada uno
de dichos textos? ¿En qué condiciones se habrán realizado tan convulsos y
estrepitosos manuscritos? ¿No es entonces patrimonio nuestro abrir la ventana
de aquel rincón en el que habita, incorruptible, el epítome de nuestra
existencia y liberar, tras siglos de incesante búsqueda, el ave en cuyas alas
subyace la respuesta a todas nuestras interrogantes? El ave de la razón; el ave
cuyo vuelo nos vaticina un horizonte inalcanzado, inexplorado. ¡Escuchad el
aleteo!, pues es la verdad misma la que hoy acaece entre nosotros. Seamos,
pues, el ramaje vigoroso en el que esta ave construya su refugio.<o:p></o:p></span></div>
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<br /></div>
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<b><span lang="ES" style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">La
condición del hombre y la muerte como Redención<o:p></o:p></span></b></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Sería una tarea inútil recopilar,
bibliográficamente, una extensa cantidad de textos en las que se evalúen, de
una manera un tanto sesgada, la idea de la muerte y, paralelamente a esto, la
condición del hombre. Si bien el contenido de estos es, en esencia, nutritivo,
la adaptabilidad de los mismos con respecto a nuestro propósito se ve, de una
forma muy remarcada, obstaculizada y, al mismo tiempo, susceptible a ser
flanqueada por la inopinada embestida de la contradicción. En consecuencia, y,
en función de proponer un entramado libre de afecciones filosóficas sostenidas
por las columnas epidémicas del sinsentido y dislocadas, fundamentalmente, por
acepciones que rayan en el embrutecimiento, nos liberaremos de todo marco
histórico y cronológico que desfigure nuestra percepción y desvincule el
criterio que mantenemos sobre la realidad y sus desequilibrios.<o:p></o:p></span></div>
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<br /></div>
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<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">A modo de exordio podríamos
preguntarnos, ¿qué es la muerte? Es aquel intersticio de nulidad en el que,
abolidos los sentidos y la auto-percepción racional de la existencia, se vaga
fluidamente en la oscuridad inamovible; en algún sitio ignoto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Está demás hablar del nexo
indefectible entre la condición del hombre y su muerte; sin embargo, habría que
detenerse a pensar en esto. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">La vida y la muerte son dos rasgos
primordialmente inherentes al ser humano. Estos, pese a la linealidad de su
desarrollo, forman parte del fluido universal de su existencia. El hombre es el
ser capaz de percibir su declive y, al nadar en aquellos manantiales de
zozobra, recae en la angustia de su propia defunción; puesto que es el
individuo el que se pregunta por su origen y su final. En suma: el hombre es el
único ser que posee la capacidad de pensar y de advertir su muerte; de
encontrar, tras el aspecto cruel y trágico de su desenlace, lenitivos que
mesuren su inquietud en lo que atañe a su efímera existencia. <o:p></o:p></span></div>
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<br /></div>
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<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt;">En
contraste al cuadro normal desde el que se percibe a la muerte, existen —de
forma un tanto aislada— ciertas visiones de las cuales, es nuestro propósito
hablar en este texto.<o:p></o:p></span></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt;">¿Bajo
qué condiciones, el hombre, busca liberarse fervorosamente de su existencia?
Podría pensarse, normalmente, que estamos supeditados a las variaciones
consuetudinarias de nuestro organismo; aquellos procesos fisiológicos en los
que, a partir de diversos mecanismos nerviosos y receptivos, nos vemos
expuestos a cambios <i>ex abrupto </i>del estado
de ánimo y disposición. Dichas variaciones conforman, en términos orgánicos, el
rubro principal que constituye todo el armazón biológico de nuestra esencia.
Pero, ya explicitado que nuestro objetivo no es, desde luego, elaborar una
filosofía del suicidio a partir de las alteraciones anímicas del organismo
(emociones), sino que, en definitiva, desarrollar un sistema en base a la
razón, habremos de enmarcarnos únicamente en la concepción racional del
individuo como ente encauzado a la reafirmación de su propia muerte. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">¿Qué hace a un individuo plantearse
su propia muerte? Si bien nosotros deseamos, como objetivo fundamental para la
elaboración de este ensayo, remover cualquier aspecto emocional, debemos </span><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 11.5pt;">—</span><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.5pt;">antes
que nada</span><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 11.5pt;">—
</span><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.5pt;">empezar a partir de la base elemental de
toda genealogía del suicidio: el carácter emocional del hombre. Posterior a
esto, podremos compendiar, a través de una dialéctica espeleológica, las
variables de cada uno de los goznes que constituyen el eje rudimentario de la
vida. </span><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Es por eso que, en vistas de nuestra
extenuante y delicada labor, nos ocuparemos de zanjar el perímetro que nos
concierne.<o:p></o:p></span></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Sólo existe un verdadero problema
filosófico: el suicidio; decía Camus. Y es que, a decir verdad, la filosofía
dilucida muy pobremente este asunto. En toda la singladura del pensamiento, muy
pocos filósofos se han detenido a evaluar este problema. Spinoza decía que la
filosofía debe de encargarse del estudio de la vida y no de la muerte, que
vendría siendo, en palabras sencillas, una labor sumamente perversa y absurda.
Sin embargo, ¿no es la muerte el último tramo de la existencia del hombre? ¿No
concierne a éste meditar sobre aquel bosque oscuro y remoto? Podría decirse
que, a partir de esta idea infundada, los sistemas filosóficos han propendido a
valorar más la vida que a la muerte. Pocos han sido los que, con la verdad a
cuestas, han escalado por todo ese terreno escabroso, y, aun así, no lograron
denotar infaliblemente el <i>quid</i> del
dilema.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Entrando ya en materia, ¿qué nos
hace perder los estribos y decantarnos en la idea de cometer suicidio? Como
dije anteriormente, todo acto barbárico e impensable es el resultado de las
experiencias que acaecen en la vida de cada ser humano. Cada persona, cada
individuo, desempeña un papel histriónico en la comedia de la vida. Dicho rol
al cual, de manera transitoria, nos vemos subsumidos, se desarrolla en una
linealidad pordiosera y ridícula. ¿No son estos matices indisolubles los que
fomentan en el hombre su pesimismo y su agónica necesidad de quitarse la vida? ¿No
son las decepciones y los pasajes momentáneos los que llevan a la nihilización
de la realidad y la existencia? Aquellos hombres que abjuran de todo placer y
de toda sensibilidad, son los que, por razones arbitrarias, han estimado en
demasía el privilegio de existir. Podría preguntársele a un pobre diablo si, al
considerar la vida un sinsentido, éste arremetería con semejante acto de
derrumbamiento para proporcionarle una especie de significado plausible. Es
posible que, en virtud de su percepción malograda de la realidad, rechace
tajantemente la idea del suicidio. Es así, pues, que la cuestión nos lleva a
considerar otro factor mucho más inherente. Ningún hombre, habiéndose este
legitimado la idea de una realidad sin sentido, prescindiría de su vida
desestimando su visión infausta de lo que le rodea. <b>En todo caso, el ser humano no se suicida porque su vida no tenga
sentido, sino que, en suma, se desprende de esta cuando su sentido se ve
eclipsado por los dislates que la naturaleza misma le procura. </b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">¿Acaso no es el hombre que apremia y
concibe en su existencia un indicio de prolijidad, el que asume </span><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 11.5pt;">—</span><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">como
redención</span><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 11.5pt;">—</span><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">
ante su inmerecida desventura, la iniciativa de terminar con todo? ¿Por qué no
todos, asediados por parajes irresolutos, engendran dentro de sí la idea del
suicidio? Esta cuestión, fuera de ser inconcebible, es, en efecto, común. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Y es que, a decir verdad, la gran
mayoría de personas no se adhiere con firmeza a la idea del suicidio a pesar de
sus reiteradas decepciones. El carácter biológico permite, en definitiva,
eludir presurosamente a la muerte. Con el pasar del tiempo, la evolución ha
permitido florecer, en el seno del hombre, el sentido de la preservación. No
obstante, el hombre en sí mismo es un devenir acuciado por la Nada. Ésta, no
sólo se engendra como peldaño último de la vida sino que, a su vez, se proclama
como vencedora en cuanto la existencia se ve flanqueada por la derrota y
miseria del mundo. ¿Cuántos habrán sido seducidos por las galanterías de la
muerte? Ningún suicidio, huelga decir, es tomado de forma racional. Nadie
piensa: “Debo suicidarme” y, posteriormente, se lanza desde un puente a las
oscuras aguas de un río. No existe la muerte autoinducida sin la mediación
emocional. ¿Quién da un paso a la oquedad sin el paroxismo y la exaltación de
las emociones? Difícilmente un hombre, aislado de cualquier sentir, se incrusta
una bala en el cráneo por haber meditado el sinsentido de la vida. Contrariamente,
adopta la idea de la muerte como un paliativo ante la podredumbre de la
realidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">¿Acaso no es liberadora la idea de
poder acabar con todo en cualquier momento? La seguridad, la liberación, el
suelo firme en el que se esboza este criterio es el que le confiere la
confianza suficiente como para afrontar cualquier desgracia sin inmutarse.
Naturalmente, se trata de una idea infundada, absurda, la cual es reproducida
constantemente para crear una especie de autoconvencimiento que lleva al hombre
a desechar cualquier suicidio como salida. Es aquí, pues, donde entra
inexorablemente el carácter de conservación del ser humano: idearse, de alguna
forma, una estratagema que lo preserve pese al infortunio en el que vive. Nunca
llega a concluir su pensamiento y es así como, después de todo, la vida misma
se encarga de succionar su vivacidad y consumar su propósito.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<b><span lang="ES" style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Del
enfoque racional de la muerte y el sinsentido de la vida<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Que la vida es un constante
sinsentido, es algo que no requiere mayor fundamentación. Empero, es uno de los
principales temas que ha sido abordado una infinidad de veces por muchos
estudiosos, filósofos, pensadores y hasta científicos. Quizá, sería en vano
retomar aquellas opiniones y colocarlas acá. No es nuestro objetivo aseverar si
la vida posee o no un sentido; es probable que, sin necesidad de asentir ante
la infructuosa desazón que nos envuelve día con día, existan muchos que
comprendan, con una satisfacción inestimable, lo que aquí se presenta. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt;">La vida, el desvarío de la existencia y la ruta unidireccional hacia la muerte,
son sólo extravíos que germinan en los valles más áridos de la percepción humana.
Tras éstos, la putridez que desborda de sus fisuras es funcional en tanto el
hombre atenúe, a través de ésta, sus miserias y delirios. Ninguno es apto para
sobrellevar el peso de su propia existencia; nadie es lo suficientemente
racional, durante su vida, para percibir el sufrimiento y la embolia emocional
sin precipitarse con premura en el abismo de la desesperación. Los individuos
que poseen esta habilidad, o son embaucadores de la existencia o rigurosos y
vitalicios hasta el entresijo. ¿Qué es lo que aguarda la vida en sus parajes
más indefinidos y diversos? ¿Acaso todo lo que nos rodea puede, según el
criterio individual, reducirse únicamente en un sentido o excepción? ¿Quién
afirmará, pues, que en la vida existe un sentido esencial al cual hay que regir
la existencia como parámetro para encontrar la satisfacción y la plenitud?
Aquel que osa aseverar semejante infamia es, precisamente, el que encuentra en
cada circunstancia de su vida un motivo superficial para continuar vagando
entre la desdicha y la miseria.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt;">La felicidad, el
deseo, las necesidades fisiológicas, son sólo paroxismos perecederos que se
renuevan, frecuentemente, por la insatisfacción que cada individuo sufre en la
cotidianeidad. La voluntad, el sufrimiento mismo es el resultado de ese recurso
inacabable del cual padece y que, como cualquier agasajo de su esencia, lo
encauza en un desbordamiento eclipsado en la no complacencia de sus necesidades
más elementales. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt;">El curso del hombre
se encuentra en constante devenir; en una no-satisfacción de sus deseos y, en
consecuencia, en la acumulación impronta e innecesaria de sus pasiones que lo
aísla en una dialéctica miserable y desproporcionada. Naturalmente, la ideación
de una empresa que consolide la satisfacción de sus deseos, es, en su defecto,
necesaria. Es así como entra al núcleo de la historia un entramado virtuoso que
relega al hombre a vivir en armonía con los demás y que lo inclina a
reivindicar sus arrebatos como razón principal para su eventual ciclo endémico
de insatisfacción. La sociedad moderna es, en su acepción más expresa, el <i>súmmum</i> de tan aberrante cristalización.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt;">Tanto el hombre
como la asociación de sus defectuosas virtudes (sociedad), son sólo el
trastorno unívoco que precede al colapso ineluctable de la razón. La
efervescencia, la dualidad, la inagotable esperanza que lo constituye se
enmarcan en una síntesis orgánica malograda, equiparable a las grandes
epidemias que desnaturalizan, desde tiempos antiguos, a las poblaciones del
mundo. El Universo y sus contiendas, son reductos inmanentes a la dinámica
inexorable de las leyes naturales; constituidas, desde luego, en aquel génesis cósmico
inaugurado hace millones de años y que, como cualquier apoteosis
incomprensible, genera una peste igual o superior. En este caso: <b><i>el
inicio de la vida.</i></b> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">¿Pensar la muerte o sentir sus
raíces perderse entre las entrañas de nuestro cuerpo? Sería la cuestión que deberíamos
tratar. ¿Tiene algún sentido (si es que </span><span style="background-color: white; color: #141823; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.3199996948242px;">«</span><span style="font-family: 'Book Antiqua', serif; font-size: 12pt;">sentido</span><span style="background-color: white; color: #141823; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.3199996948242px;">»</span><span style="font-family: 'Book Antiqua', serif; font-size: 12pt;"> podría ser la palabra
adecuada) pensar la muerte? Es común apropiarse de dicha idea y traslapar su
acontecer a la realidad misma del hombre pero, ¿acaso es equiparable la
sensación que procura el </span><span style="background-color: white; color: #141823; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.3199996948242px;">«</span><span style="font-family: 'Book Antiqua', serif; font-size: 12pt;">pensar</span><span style="background-color: white; color: #141823; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.3199996948242px;">»</span><span style="font-family: 'Book Antiqua', serif; font-size: 12pt;"> con el </span><span style="background-color: white; color: #141823; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.3199996948242px;">«</span><span style="font-family: 'Book Antiqua', serif; font-size: 12pt;">sentir</span><span style="background-color: white; color: #141823; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.3199996948242px;">»</span><span style="font-family: 'Book Antiqua', serif; font-size: 12pt;">? En efecto, no. Nadie es lo
suficientemente capaz de frecuentar la muerte por sus propias manos sin
sentirse ofuscado por la angustia y el miedo. Es por eso que, pensar la muerte,
es una actividad un tanto deshonesta. Cualquier persona, en su tiempo libre,
puede imaginarse lo terrible y lo impensable; sin embargo, sólo aquel que se
haya perdido por los senderos tortuosos de la Nada, es capaz de estremecerse
ante semejante destino. Todo hombre, en cualquier momento de su vida, se encuentra
con el absurdo de su existencia. Hay un punto en el que, la ausencia de
vitalidad, promueve en cada individuo una sed de profundísima incertidumbre;
sed que, en principio, no es más que el deseo insatisfecho de sus necedad. El
ser humano desea, y se ve arremetido por sus pasiones, al grado de fluctuar,
indefinidamente, en su insaciable dipsomanía por satisfacer sus exigencias.</span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">El ser humano es el bicho que más
deambula por las calles de la desesperación y la efervescencia. Aquellos
individuos, calumniados por el insomnio de la existencia, que vagan
impertérritos por las aceras húmedas y desoladas de la muerte, son los únicos a
los que nuestros oídos pueden tomar en serio. Si nosotros, hombres divagadores
y meticulosos, tuviésemos la portentosa labor de resolver los grandes misterios
del mundo, ¿habría necesidad de sufrir la vida y sollozar nuestras penas? ¡Sí,
señores! Por tanto, no es el individuo que augura un mal porvenir en este valle
intempestivo el que ha dado por obvias las respuestas, sino que aquel cuya
aspereza con la muerte lo ha llevado a vivir en carne propia las desventuras de
la vida, es el que emula trazas de un sistema que se aproxima a la verdad
definitiva. Por lo que, pensar la muerte, es sólo una manera de aplazarla; una
forma penosa de avergonzarse de ella y dilatar más su llegada. ¿Por qué si la
evidente sinrazón de la existencia nos provoca náuseas y rasga, con mayor ímpetu,
las vestiduras de nuestra naturaleza, no aprovechamos la única llave que nos
confiere la libertad para arrojarnos al inexplorado fluido de la Nada? Nosotros
que, habiendo ya legitimado la inconsistencia de este Universo y sus
lamentables recursos, no avanzamos por el sendero y concluimos nuestras vidas
socorriendo a la necesidad de perecer y disipar el sufrimiento… Ningún lamento
ni infortunio es suficiente para abandonar la vida. Podéis ver a aquellos
hombres en cuyas mentes ronda el suicidio, lamentarse día a día de sus desdichas,
y, sin embargo, no proceder de acuerdo a sus preceptos. Cobardemente han interpuesto
entre la muerte y sus vidas, una barrera que impida su paso, accediendo </span><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.5pt;">—de
una forma u otra— a cortejar de vez en cuando con la idea sin llevarla a cabo.
Es así, pues, que muchos, hoy en día, se aventajan a defenderse de tal manera.
Eso, es el hombre actual.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.5pt;">Toda circunstancia pensada, conlleva
irremisiblemente a una dilación oportuna de su advenimiento. Podría decirse
que, si se me permite, ningún hombre, en su sano juicio, se derrumbaría al
penetrar en la oscuridad de sus pensamientos. Es quizá este planteamiento el
más fundamental de todo el texto. Nadie, pensando en que la vida es un suburbio
atiborrado de desgracias y lamentos, tomaría la decisión de ahorcarse o
herirse, y provocarse la muerte. El verdadero problema filosófico, ahora, sería
cuestionarse el porqué de nuestra reticencia hacia la Nada cuando hemos pensado
en la posibilidad de su desarrollo. ¿Será ese el único malestar al que hay que
darle una respuesta? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.5pt;">En todo caso, la ideación de una muerte
voluntaria es producto de la conservación de la vida. Ningún desenlace posee,
en definitiva, relevancia suficiente como para encargarse de sus causas. Es
tanto así como aquel símil de Schopenhauer sobre la muerte y la necesidad de
desechar excretas del organismo. Así es como se ve reducida la muerte: a la
irrelevancia absoluta. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.5pt;">Algunos nacen, otros viven y otros
mueren; es así el trágico devenir de la existencia humana y ese mismo mecanismo
es el que primará durante los siglos posteriores. Habrá un tiempo en el que el
hombre buscará febrilmente una manera de dilatar su estadía, no lo dudo, pero
esa abominable ceremonia sólo podrá corregirse a través del suicidio.</span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<b><i><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.5pt;"><br /></span></i></b></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<b><i><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.5pt;">¡Protegeros de
tan desdeñoso destino, hombres míos! ¡Cubrid tu libertad con el manto de la
redención y dejad que vuestras almas naden en las cálidas y apacibles aguas de
la muerte! Es la única salvación que nos queda… Es el único goce de sentirnos
plenamente vivos.</span></i></b></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00215791227371858050noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6503167845210300749.post-71866836359627719772015-05-11T19:47:00.000-07:002015-05-11T19:47:31.921-07:00Cómo se afronta la muerte sin Dios<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-CR_RhUV3dPw/VVFhQuB_hkI/AAAAAAAAAME/2ecF-Rw1GDg/s1600/Ary-Scheffer-The-Death-of-Gericault.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="516" src="http://4.bp.blogspot.com/-CR_RhUV3dPw/VVFhQuB_hkI/AAAAAAAAAME/2ecF-Rw1GDg/s640/Ary-Scheffer-The-Death-of-Gericault.JPG" width="640" /></a></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<i><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Esta
serie de preguntas constituyen, de una forma un tanto secuencial, mi
pensamiento sobre la muerte. Huelga decir que, pese a que dichas opiniones se
enmarcan, dentro de un sistema demasiado pobre, son, en efecto, criterios
personales y que, por lo tanto, deben ser tomados como tales. Dicho sea de
paso, profundizar en un tema sumamente extenso y debatible, es una labor que me
he propuesto como proyecto a futuro. Ergo, se percibirán las respuestas –dentro
de dicho texto- como una serie de fórmulas inacabadas y desperdigadas, producto
de un pensamiento in extremis malogrado.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNoSpacing">
</div>
<div class="MsoNoSpacing">
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el contenido, tratando de extenderlo o, incluso, estilizarlo, sería un trabajo
estéril y deformativo. Cabe recalcar que las respuestas se dispusieron sin
mayor reticencia; y es, en definitiva, la razón por la que las publico sin
propinarle arreglos innecesarios. <o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<i><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><br /></span></i></div>
<div class="MsoNoSpacing">
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------</div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: 'Bookman Old Style', serif; font-size: 12pt;">¿Qué sucede cuando una persona que no cree en Dios se entera que
ha de morir pronto por una enfermedad incurable?</span></b><i><span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 16.0pt; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-font-size: 11.5pt;">Dicha
interrogante no sólo supone una evaluación superficial del asunto sino que,
además, procura una reflexión acerca de las ideas y percepciones del individuo
en cuestión. Sería relativamente absurdo encasillar una única respuesta que
englobe, a modo de síntesis, la opinión o criterio —con respecto al tema— de un
sinfín de personas que, posiblemente, posean visiones distintas de una misma
realidad. No obstante y para dejar en claro que, lo que aquí se trae a colación
es, desde luego, una opinión personal, se deben aclarar algunos aspectos que
conciernen únicamente a mi persona. Ergo, podríamos comenzar con esto: </span><span style="font-family: 'Bookman Old Style', serif; font-size: 12pt;">¿qué pienso yo, como individuo que no cree en
Dios, si soy diagnosticado con una enfermedad incurable que, en cuestión de
días, podrá acabar con mi vida?</span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Existen dos puntos que, antes que
nada, me gustaría plantear: <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><b>1.</b> La fuerza motora de una creencia
recae, fundamentalmente, en un ser divino que sostiene todo el engranaje
universal y al que, dicho sea de paso, compete mantenerlo y darle
funcionamiento. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.5pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.5pt;"><b>2.</b> A diferencia de una persona
creyente, el no-creyente desestima toda dimensión causal (divina) de dicho
engranaje, en cuanto al devenir de la realidad. Es decir, para un no-creyente (en mi caso),
la vida —así como la muerte— son sólo trámites inexorables dentro de una
linealidad temporal.</span><i><span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 16.0pt; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.5pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Si yo soy
diagnosticado con una enfermedad incurable, en contraste con lo que cualquier
persona creyente realiza (acudir a Dios), mi percepción y, por tanto, postura,
es la de esperar la muerte con toda entereza y convicción. Para mí, no hay “un
después de la muerte”; para mí, sólo existe la eventualidad de la vida, y, al
ser ésta mi único tiempo en el que soy consciente de mi existencia, la estimo
profundamente puesto que no hay un después, no hay un cielo ni un infierno del
cual tenga que preocuparme y que tiña de zozobra y preocupación mi desenlace. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Todos, como
seres humanos, competimos en una carrera contra el tiempo y la vida, sabiendo,
a priori, que es un desvanecerse inevitable. Yo conozco mi destino, sé que al
final del camino he de morir y no es algo que me afecte. El problema radica en
guardar cierto aprecio a lo que sentimos, a lo que percibimos y a nuestras
vivencias que marcan, una a una, nuestra vida. Nadie desea morir; incluso,
personas que creen y que saben, por enseñanza religiosa, que después de la
muerte habrá un paraíso en el que todos vivirán en armonía eternamente, sienten
angustia y miedo al saber que se acerca su final. </span><span style="font-family: 'Bookman Old Style', serif; font-size: 12pt;">Se sumen en la tristeza de dejar a sus seres queridos, de dejar de sentir y de desconocer, pese a sus preceptos </span><i><span style="font-family: 'Bookman Old Style', serif; font-size: 18pt;"><o:p></o:p></span></i><span style="font-family: 'Bookman Old Style', serif; font-size: 12pt;">formulados con los años, lo que hay “al otro lado del abismo”.</span><span style="font-family: 'Bookman Old Style', serif; font-size: 12pt;"> Yo, siendo un ser humano,
probablemente me entristezca ante semejante noticia pero, a diferencia de una
persona que cree, mi confort no está en Dios sino en la aceptación de que,
indiferentemente de si hay o no un después, mi tiempo acá fue el mejor
administrado y que, como en todo comienzo lleno de júbilo, también existe un
final prometedor e irrepetible.</span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 18.0pt; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><o:p></o:p></span></i></div>
<div class="Default">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">¿Qué sucede con una persona que no cree en Dios y
pierde a un ser querido o sufre un terrible accidente? <o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: 'Bookman Old Style', serif; font-size: 12pt; text-align: justify;">Como seres
mortales nos vemos inmersos en la aceptación de nuestra propia finitud. “Sé que
voy a morir, pero no lo creo”, decía Jacques Madaule y es que, a decir verdad,
sostenemos cierto escamoteo en lo que atañe a nuestra propia muerte. Existe
cierta inclinación por repeler dicha idea. Se le puede preguntar a alguien en la
calle qué piensa sobre la muerte y te dirá cosas pueriles o sinsentidos, puesto
que no es un tema provisto de interés para él o ella. Saben que van a morir pero
no lo creen. No le temen a la muerte porque nunca llega a ellos, porque
consideran que es una probabilidad cuyo desarrollo no se llevará a cabo en sus
vidas. La muerte siempre es de los otros, y todos, a pesar de vivir al margen de
ella, nunca la entrevemos como un destino incorruptible.</span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: 'Bookman Old Style', serif; font-size: 12pt;">No dejaría de ser preocupante o, aun,
devastadora la noticia del deceso de un familiar. El aprecio y el cariño que
abrigamos es lo que nos hace desequilibrarnos en momentos así; pero, no por
sufrir nuestras penas nos vemos inclinados a buscar a Dios. La muerte es un
final irreversible y tanto para mí como para mis allegados y familiares, es un
término común vivido con el mismo resultado pero de diferentes maneras.</span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<b><span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.5pt;">¿Acaso no se llena de angustia, de
miedo, de duda? </span></b><span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.5pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: 'Bookman Old Style', serif; font-size: 12pt;">Esta cuestión viene implícita a las
otras dos preguntas. ¿No es acaso patrimonio del ser humano angustiarse ante lo
que desconoce? Desde luego lo es. La angustia, la aflicción y el miedo son
rasgos característicos del hombre. Sean estos productos de procesos
fisiológicos (a nivel orgánico) o, si se quiere, de mecanismos biológicos
producidos con el evolucionar de los años, son, efectivamente, rasgos </span><span style="font-family: 'Bookman Old Style', serif; font-size: 12pt;">distintivos que nos caracterizan. Si
bien los animales poseen, instintivamente, la facultad de huida ante cualquier
peligro, el ser humano está provisto de la capacidad de discernir y
racionalizar lo que le es perjudicial o no. Bajo este sistema complejo se
configura la idea de la muerte y la angustia que esta le causa. Somos los
únicos animales con la capacidad de pensar nuestra muerte; de entender y
reconocer que vamos a morir. Para un animal la muerte es sólo un tránsito de un
ser a un no-ser, sin mediación racional.</span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<i><span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 24.0pt; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Bookman Old Style","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">En mi
opinión, no existen razones de peso para angustiarse. Estamos tan sólidamente
ligados a nuestra vida que tenemos miedo de perderla; y no porque creamos o no
en un después, sino por el hecho mismo de despojarnos de nosotros y dirigirnos
hacia lo inexplorado y desconocido. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: 'Bookman Old Style', serif; font-size: 12pt;">Podría
preguntársele a un creyente si no siente angustia al perder a un familiar, o
miedo al enfermarse o, desde luego, al verse arrastrado por las turbulentas
aguas de la decepción y la tristeza. Es un sentimiento común entre todos los
seres humanos, con la única diferencia que ustedes, los que creen, mitigan sus
angustias en </span><span style="font-family: 'Bookman Old Style', serif; font-size: 16px;">Dios mientras que nosotros, hombres emancipados, sabemos que nuestra embarcación arribará con premura en el muelle brumoso y oscuro de la Nada, y que no hay motivo alguno para alejarnos de éste…</span></div>
<div class="Default">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing">
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<!--[endif]--></div>
<table align="left" cellpadding="0" cellspacing="0">
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<tr>
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</tr>
<tr>
<td></td>
<td></td>
</tr>
</tbody></table>
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<table align="left" cellpadding="0" cellspacing="0">
<tbody>
<tr>
<td height="412" width="93"></td>
</tr>
<tr>
<td></td>
<td><span style="font-family: 'Bookman Old Style', serif;"> </span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00215791227371858050noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6503167845210300749.post-42929177847464235962014-11-07T14:16:00.001-08:002014-11-07T14:16:17.975-08:00Levantar la mano sobre uno mismo<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-mNxkimXk0IU/VF1AMYUVJ6I/AAAAAAAAALU/V6vrGiJM9kc/s1600/Th%C3%A9odore_G%C3%A9ricault_Dois_justi%C3%A7ados.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-mNxkimXk0IU/VF1AMYUVJ6I/AAAAAAAAALU/V6vrGiJM9kc/s1600/Th%C3%A9odore_G%C3%A9ricault_Dois_justi%C3%A7ados.jpg" height="328" width="400" /></a></div>
<br />
<span style="background-color: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">¿Para qué hablar sobre la muerte?</span><br />
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">Me he explayado considerablemente en cada uno de mis textos tratando de
pormenorizar cada cuestión que me aqueja con respecto al tema. Es natural que,
siendo un tópico de inconmensurable amplitud, al entregarse en dichas
connotaciones, el punto se torne cada vez más inasequible. Por esa razón, he
desistido a continuar las anotaciones de un suicida que enmarcan, particularmente,
tan extenuante labor. Se me interroga comúnmente si todos esos escritos son
sólo ficción o si pertenecen, de algún modo, a cierta perspectiva que manejo
sobre las cosas y la vida. He de decir que para el desarrollo de todos esos
apuntes me he valido prácticamente de mis ideas, criterios y percepciones. Sin
embargo, he de hacer énfasis en que no todo lo que ahí expongo concierne, a
saber, a la retentiva oscura y pesimista que manejo de mi entorno.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">Me he tomado la libertad de escribir sobre ello.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">Vuelvo a la pregunta inicial, ¿para qué escribir sobre la muerte? Más
aún, ¿por qué escribir sobre el suicidio? Pues bien, he decidido abarcar un
tema de enorme escándalo y que, siendo éste de gran robustez entre escritos de
intelectuales y filósofos, muy probablemente sea considerado como una empresa
en donde no existe nada más que decir. Escribir sobre temas recurrentes en la
vida se vuelve un quehacer bordado con profunda simplicidad ya que, el ser
humano, propende a deliberarse de manera más suelta y sin forcejeo en todos
estos terrenos. Por el contrario, hablar sobre la muerte y más aún del
suicidio, es una cuestión un tanto hostil y, muchas veces, de difícil
desarrollo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">Mi corta edad (hago referencia a esto porque puede adscribirse a mi
persona cierta experiencia con respecto a estas vicisitudes) puede, hasta
cierto punto, ser aval de mi falta de conocimiento sobre el mundo y sobre el
ser humano; sobre la vida, sobre las cosas y, desde luego, sobre la muerte. De
modo que puede advertirse en mí un típico rasgo de comicidad cuando pretendo legitimar
lo que pienso. Si bien he dispuesto ya de varias ocasiones para entrever en la
muerte aquello a lo que muchos han dejado pasar inadvertido, aún no he concebido lo
más trascendente. Razón por la que, y retomando aquellas anotaciones que escribí
hace algún tiempo, me dispongo a especificar las verdaderas razones que subyacen
en mis entresijos y que se decantan en el pesimismo más caustico y repudiable.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">Nunca he llegado a considerar la vida como un privilegio al que, por
cuestiones que no pretendo dilucidar en este texto, hemos llegado a poseer y al
cual nos aferramos tanto cuan enfermos a la sensación de bienestar. ¿Qué
sentido pudiese sostener el de la existencia en manos de seres a los que les
falta una pizca de inteligencia para poder discernir los misterios más
insondables de la vida? La angustia por la muerte es de valor capital en las
entrañas de aquellos a los que, en principio, la sensación de desvincularse de
la existencia no causa </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="background: white; color: #141823;">—</span>para desdicha de estos— mayor
desasosiego. El hombre es desdichado desde que vislumbra en la muerte no una
panacea total de sus conflictos sino un sistema de innumerables problemas y de zozobra.
¿Qué mayor libertad la del ser humano que poseer la suprema facultad de elegir
sobre su destino? O, como decía Jean Amery: </span><o:p></o:p><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; color: #141823; font-family: 'Book Antiqua', serif; font-style: italic; font-weight: bold; line-height: 115%;">Levantar la mano sobre uno mismo; </span><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; color: #141823; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">(al cual debo el título de mi entrada).</span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; color: #141823; font-family: Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; color: #141823; font-family: Helvetica, sans-serif;">Cabe evocar aquel fragmento escrito por Schopenhauer sobre el
suicidio:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<blockquote class="tr_bq">
<i><span style="background: white; color: #141823; font-family: 'Book Antiqua', serif;">“</span></i><i><span style="background: white; color: #141823; font-family: 'Book Antiqua', serif;">Lejos de ser una negación de la voluntad, el
suicidio es un fenómeno de la más fuerte afirmación de la voluntad. Pues la
esencia de la negación es que no se detesta el sufrimiento, sino los goces de
la vida. El suicida quiere la vida y sólo se halla descontento de las
condiciones en las cuales se encuentra. Por eso, al destruir el fenómeno
individual, no renuncia en modo alguno a la voluntad de vivir, sino tan sólo a
la vida. Él quiere la vida, quiere una existencia y una afirmación sin trabas
del cuerpo, pero el entrelazamiento de las circunstancias no se lo permite y
ello le origina un enorme sufrimiento.”<o:p></o:p></span></i></blockquote>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background-color: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">¿Qué es, entonces, lo que lleva al
ser humano a cometer el acto más atroz de su invaluable existencia? ¿Es acaso
el infortunio del cual forma parte el que lo engulle en una desazón reiterada y
lo obliga a terminar con su vida?</span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">Habría que reflexionar sobre eso.
No es la circunstancia la que obnubila al individuo, es el absurdo que conlleva
la existencia misma. Nadie decae en la infructuosa necesidad del suicidio de
forma racional. Aquél que considere el suicidio como menester o salida de sus
desgracias, es el mismo a quien la vida le ha conferido, de forma cultural o
social, una noción o valor de carácter determinante sobre ésta. Es aquel
individuo cuya existencia se ve flanqueada por hechos deplorables y dignos de
lástima. Los que abjuran de tal forma, son seres presa de la terrible
inseguridad que envuelve a esos desiertos inhabitables por donde transitan horridas
y constantes decepciones.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">Por otro lado, están los que
mantienen una relación íntima con la muerte y con la idea del suicidio. Cioran
dictaminaba:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<blockquote class="tr_bq">
<i><span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;">“Sin la idea del suicidio, hace tiempo me hubiera
matado”</span></i></blockquote>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">Siendo ésta una evidente forma de
neutralizar a la Nada, sólo suele adquirirse pensando en ella. Reflexionando y
asumiendo la posibilidad de encontrársela en cualquier sitio. Mientras que
algunos se ven cegados tratando de atisbar en la podredumbre de la vida una
sola eventualidad que le otorgue un sentido a ésta, otros suplantan dicha
actividad por la entrega hacia lo desconocido e inefable. La vida se vuelve llevadera
en aquel punto en donde la muerte ya no significa un alarmante indicio de
nulidad. Así, por tal ironía, es que la mayoría de seres condenados en dichos
perímetros, no abandonan por cuenta propia la existencia. Al contrario de lo
que podría creerse de los pesimistas y suicidas que flirtean con la muerte; los
que juguetean con las virtuosas insignificancias de la vida son los que, con
mayor premura, desisten a seguir en este valle de lágrimas y desconsuelo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">Retomando un fragmento de mis
anotaciones que, considero, no del todo seguro, un pensamiento acertado,
comparto:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<blockquote class="tr_bq">
<b><span style="background: white; color: #141823; font-family: 'Book Antiqua', serif;">"El hombre mantiene cierta apreciación por lo existente,
por su existencia; por lo inanimado, lo inerte y más aún por lo orgánico y
vivo. A ninguno gustaría desligarse, por cuenta propia, de ese placer que le
permite la vida misma de satisfacer sus necesidades… De desear. ¿Qué sería,
pues, de aquel que desea la muerte si, en su defecto, logra aprehenderla? Es
así, por razones como estas, que en la mayoría de los casos, la idea del
suicidio se retiene nada más a la distancia, a lo lejos, en lontananza."</span></b></blockquote>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">Es así como la idea de la muerte
fluctúa en cada uno sin llegar, muchas veces, a culminarse. Al menos no de
manera inducida. Las personas que desisten de esta forma son las que se dejan
corromper por los actos más grotescos y despreciables.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">No por detestar las circunstancias
sino, como decía Schopenhauer, por amar la vida y no soportar que ésta le
produzca un sufrimiento indescriptible.</span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; font-family: Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; font-family: Helvetica, sans-serif;">Yo mismo he deseado mi muerte. No
por amar mi existencia, no por repugnar sus efectos sino porque la misma me
provoca náuseas. Aún desconozco en demasía algunas cosas que, por obvia
carencia de facultades, no he podido elucubrar en su totalidad. La muerte, el
suicidio, la pena, los paroxismos más enervantes de la vida, y la existencia
son sólo ápices de los que me encargaré en algún momento. Si deserto, será por
el tedio que me produce todo esto. Empero, hay motivos de gran importancia que
instan a escribir sobre ello, que no es más que una comedia; una obra cómica en
donde los actores están dispuestos pero que, al no existir un director
aparente, resulta imperativo tomar las directrices y elaborar los guiones por
cuenta propia… Hasta que venga otro </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; color: #141823; line-height: 115%;">—</span>con aires de dios— a usurparnos
el puesto.</span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-family: "Helvetica","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;"><o:p></o:p></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00215791227371858050noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6503167845210300749.post-19820370071513673932014-09-21T09:49:00.001-07:002014-09-21T09:49:09.529-07:00Russell y el problema de la infelicidad<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /><a href="http://2.bp.blogspot.com/-8Jq_JQKpoUw/VB7_dV_FBnI/AAAAAAAAAKo/Nj-ft54ZFGU/s1600/bertrand-russell.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-8Jq_JQKpoUw/VB7_dV_FBnI/AAAAAAAAAKo/Nj-ft54ZFGU/s1600/bertrand-russell.jpg" height="278" width="320" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing">
<i><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; color: #222222; font-family: 'Book Antiqua', serif;">“Existen dos maneras de ser feliz en
esta vida, una es hacerse el idiota y la otra serlo.</span>”</i><i><span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;"><o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background-color: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;">Sigmund
Freud.</span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;"><span style="color: #37404e; font-family: Helvetica, Arial, 'lucida grande', tahoma, verdana, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px;">Bertrand Russell sugería, de forma un tanto acertada, que la infelicidad del ser humano se enmarcaba fundamentalmente en dos vertientes: en la psicología individual y en el sistema social. Adscribiendo, a ésta última, la mayor culpabilidad de dicha condición. Siendo la felicidad una cláusula bastante inasible, sobre todo, en términos de inmutabilidad, una de las variables más significativas es la </span><span class="text_exposed_show" style="color: #37404e; display: inline; font-family: Helvetica, Arial, 'lucida grande', tahoma, verdana, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px;">carencia de raciocinio. Si bien el hombre vive en constante lucha por alcanzar su bienestar, éste, haciendo uso frecuente de atavíos externos, suele hacerlo de forma mendaz. Ahora que el contexto al que debería hacerse referencia en este caso, sería al de una sensación de satisfacción con respecto a lo logrado y no a aquella de carácter inamovible y sempiterna.</span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;"><span class="text_exposed_show" style="color: #37404e; display: inline; font-family: Helvetica, Arial, 'lucida grande', tahoma, verdana, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;"><span class="text_exposed_show" style="color: #37404e; display: inline; font-family: Helvetica, Arial, 'lucida grande', tahoma, verdana, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px;">Es sabido que hasta el más bienaventurado de los hombres padece de cierta infelicidad en algún periodo de su existencia; más aún, la inconformidad con su evidente ineptitud lo envuelve, muchas veces, en trágicos y enervantes sufrimientos. Prueba de ello es la infinidad de suicidios cometidos por personas que, a pesar de poseer lo que regularmente se dice "confiere felicidad", o al menos, cierto deleite, se ven inmersos en circunstancias de profunda miseria y claudican sin mayor escándalo. La felicidad no es un agasajo fruto de los placeres impávidos de la vida, es sólo aquel estado de solícita prosperidad de la cual, el hombre, entre tanta desdicha, goza con muy poca frecuencia. Y es esta inasequible voluptuosidad la que se consagra como detonante para presuponer que semejante dicha puede ser obtenida y mantenerse inalterable con el tiempo.</span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;"><span class="text_exposed_show" style="color: #37404e; display: inline; font-family: Helvetica, Arial, 'lucida grande', tahoma, verdana, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;"><span class="text_exposed_show" style="color: #37404e; display: inline; font-family: Helvetica, Arial, 'lucida grande', tahoma, verdana, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 20px;">Pero, ¿cuál sería el principal causante de infelicidad? Para el rico, para el que posee todo bien material acumulable; la única causa de infelicidad es su propia opulencia. Así, en el caso contrario, con el pobre: su exigüidad es causa de pudor e invalidez. Qué triste es para aquellos hombres, tanto en el exceso como en la estrechez, asumir una actitud de calamidad ante la fútil complacencia que le otorga lo cósico. En síntesis no es, por tanto, la simplicidad de lo ente lo que le provoca infortunio al hombre, sino la percepción desdeñosa que el atributo mismo de la cosa puede suscitar entre la sociedad. ¿Qué importancia tendría cavilar al respecto de estas y otras cosas en los tiempos modernos? Mucho se habla sobre el progreso de la humanidad en los últimos años pero, ¿será este el principal germen de la desgracia social? ¡En efecto! La inequidad, el hambre, la desigualdad, las guerras, etcétera; son sólo algunos de los muchos problemas que aquejan, notablemente, a todas las sociedades del mundo. Peor aún, el desarrollo tecnológico ha consolidado la ruptura del hombre con la razón, haciendo de este un vulgar autómata cuyo sentido de vida se encausa en la omisión de su propia ignorancia y enajenación. Russell no se equivocaba; al menos, si se coloca dentro de la psicología del hombre, su insuficiencia por conocer y definir su realidad. Su único error fue pretender hacerle creer a muchos que la felicidad, dentro de su acepción como estado de permanencia, podría alcanzarse… ¡Craso error!</span></span></div>
<br />Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00215791227371858050noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6503167845210300749.post-5570860697829923592014-08-18T15:10:00.000-07:002014-08-18T15:10:12.900-07:00Reconciliatio cum morte<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-X5Qb-qSJDmA/U_J2LJgzgGI/AAAAAAAAAJo/jDuTjQUG02A/s1600/10439506_689911384419974_4422362294167990540_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-X5Qb-qSJDmA/U_J2LJgzgGI/AAAAAAAAAJo/jDuTjQUG02A/s1600/10439506_689911384419974_4422362294167990540_n.jpg" height="400" width="400" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<i><span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></span></i></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<i><span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">"Sienta bien pensar que
uno va a matarse. No hay tema más tranquilizador: en cuanto se le aborda,
respira uno. Meditar sobre él hace casi tan libre el acto mismo."</span></span></i></div>
<div class="MsoNoSpacing">
</div>
<i><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></i><i><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">-</span><b><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">Emil
Ciorán.</span><span style="font-family: Book Antiqua, serif; font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></b></span></i><br />
<i><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;"><b><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></b></span></i>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">“Se nace, se vive, se piensa, y, como agregado inevitable a esa
cláusula, se muere. Siempre he consolidado al pensamiento como al minúsculo
(significante) estilete con el que se puede atinar, en diferentes formas,
estocadas constantes a la titubeante sinrazón de la existencia. </span></span><span style="background-color: white; font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Hoy, jueves, se ha agravado aquella sensación de minusvalía. La cruda
inflexión se ha dejado sentir, y, consecuentemente, el deterioro a nivel
psicológico ha retomado aquel sendero por el que suele transitar muy
constantemente, sin, desde luego, paso raudo.</span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">Es de noche. La calma se acumula en cada rincón de la habitación. Entre
otras cosas, el furor que otorga la plena satisfacción de estar solo, me ha
llevado a considerar la muerte. Es decir: a pensar en el suicidio.
Naturalmente, el flechazo de lucidez ha sido espontáneo y fugaz; por lo que, la
inclinación por cometer una barbaridad ha quedado relegada únicamente a
disposición del lector en unas cuantas líneas.” <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">Así
concluyeron las palabras de aquel jueves. Desahuciado, decliné a seguir escribiendo.
Y es que, a pesar de ser la escritura un desenvolvimiento, una liberación concienzuda
de cualquier malestar; en mi caso, suele ser no sólo un paliativo para con mi
entorno, sino, una abominación que, en estados depresivos, se matiza con un aire
de cierta pesadez y limitación. Porque, en contraste con lo que podría ser un
evento cuya deliberación me someta en un estado de satisfacción y sosiego, se
vuelve, asimismo, en una empresa totalmente difícil y muy poco llevadera. Por
esa y otras razones es que escribir con frecuencia es, para mí, una operación
demasiado infructuosa; incluso, desde un plano meramente narrativo; que ya de
por sí –se habrá notado- es bastante precario. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">Una
semana más. Envuelto, eyectado [como diría Heidegger] en el mundo. Escupido,
vomitado, en pleno desenvolvimiento con la realidad. Una semana, con unos
cuantos días en su núcleo se han dejado vivir sin ningún problema. Nada
importante. Fluctuando entre crisis depresivas y la decepción de tener que
seguir viviendo. ¿Por qué no descontinuar todo esto? Una navaja, un edificio,
un coche, un cable eléctrico de alta tensión, etcétera. Cualquier instrumento,
cualquier cosa se vuelve una posibilidad. En ojos del observador, en cuyo
pensamiento ronda la muerte voluntaria, existe (en todo aquello) una apertura
para esgrimir su cometido. Sin embargo, y, como suele suceder, en su inmensa mayoría, la anulación. El
miedo, la cobardía, la notoria naturaleza del ser humano por continuar en su
desventurada carrera por los siniestros y malolientes pesares de la vida. </span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">¿Para
qué detenerse a pensar? ¿Para qué? Se advierte un signo de conformidad, de
acoplamiento con <b><i>los </i></b>y <b><i>las</i></b>. ¡Vaya infortunio! Estar a punto
de dar el paso, de lanzarse al precipicio, sin riendas, sin arnés, y, como
hecho previsible, la negación. Siempre así. Por el resto de tiempo que precede
a la vida hasta que ella misma se encarga y nos coloca bajo la tierra, como
abono, como festín para centenares de gusanos. Es así, en su mayoría…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">El
hombre mantiene cierta apreciación por lo existente, por su existencia; por lo
inanimado, lo inerte y más aún por lo orgánico y vivo. A ninguno gustaría
desligarse, por cuenta propia, de ese placer que le permite la vida misma de
satisfacer sus necesidades… De desear. ¿Qué sería, pues, de aquel que desea la
muerte si, en su defecto, logra aprehenderla? Es así, por razones como estas,
que en la mayoría de los casos, la idea del suicidio se retiene nada más a la
distancia, a lo lejos, en lontananza.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">Hoy
es lunes. La cotidianidad se siente acerba. La ideación de suicidio ronda por
ahí, en algún rincón de mi cabeza sin hacerse notar. Nada más nimio que la
propia esperanza de esperar que el día mejore. Es muy probable que no, que no
sea así, que empeore y, para mi desazón, todo se torne una porquería. Ya el
entorno, los “amigos”, las personas, los compañeros, las cosas pierden su
sentido de confiabilidad. Todo se vuelve hostil, irritante, tozudo,
recalcitrante.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">Pienso
ahora en la navaja, en la calle transitada, en algún edificio lo
suficientemente alto; y nada, todo mantiene su significado –a nivel
epistemológico- normal. Al igual que mi percepción.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background-color: white; font-family: 'Courier New', Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background-color: white; font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Ya
llegará el día en el que todo pierda su valor perceptivo normal, e infiera en
el medio circundante, una posible tentativa para terminar con aquello con lo
que aún no me decido concluir.</span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background-color: white; font-family: 'Courier New', Courier, monospace; font-size: small;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background-color: white; font-family: 'Courier New', Courier, monospace; font-size: small;">Mientras
tanto, sólo queda seguir viviendo. Entre la miseria y la desfachatez.
Arguyendo, día tras día, una idea emotiva, una esperanza. </span><b style="background-color: white; font-family: 'Courier New', Courier, monospace;"><i>“Tal vez el día mejore”</i></b><span style="background-color: white; font-family: 'Courier New', Courier, monospace; font-size: small;">,
me digo, mientras todo sigue empeorando más y más... Como de costumbre [...]</span><span style="background-color: white; font-family: 'Courier New', Courier, monospace;"> </span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00215791227371858050noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6503167845210300749.post-55846595754751086962014-08-05T18:17:00.001-07:002014-08-05T18:17:15.473-07:00Lo trágico de estar solo<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-5CdYoflhGlw/U-GAVHy8nqI/AAAAAAAAAI8/ej82_1Xbf2Y/s1600/1912523_685110924900020_4981846880721994312_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-5CdYoflhGlw/U-GAVHy8nqI/AAAAAAAAAI8/ej82_1Xbf2Y/s1600/1912523_685110924900020_4981846880721994312_n.jpg" height="400" width="298" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">Es
tarde. Son aproximadamente las seis, y ya la trágica inercia reiterativa del
día comienza a desperdigarse frente a mí. <b><i>“Un día más, un día menos”</i></b><span style="font-size: small;">, mascullo
mientras que, a través de la ventana, a una distancia bastante perceptible, logro
escrutar un cielo con una argamasa de colores anaranjados, grises claros y
celestes; entre nubes grumosas y oscuras que vaticinan una tormenta próxima a
caer en la ciudad… Ya casi anochece. <o:p></o:p></span></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">Es
martes, y, aparentemente, lo rutinario ha podido desempeñarse sin ninguna
contrariedad durante el día. Es decir, me levanté tarde –hecho que no
acostumbro a hacer debido a mi particular insuficiencia por conciliar e incluso
continuar el sueño pero que, debido a acostumbrados insomnios, he logrado realizar
sin ningún problema-; tomé un baño, me puse ropa cómoda y me dispuse, al igual que todos los días que gozo de vacación, a
continuar con la lectura de diversos libros que, por cuestiones de tiempo, se
me ha vuelto difícil poder concluir. Así, afanosamente, he finalizado ya unos
cuantos y dejado a medias unos cuantos más. No obstante, paralelamente a este
itinerario repetitivo que realizo a diario, de vez en cuando, me siento frente
al ordenador decidido a escribir sobre cualquier perogrullada que fluctúe
sinuosamente en mi cabeza durante el día. No suelo hacerlo con frecuencia; de
hecho, podéis apreciar la evidente dilación que existe entre cada una de mis
entradas en el blog. Aparte de escribir mal (así lo considero yo), se me
dificulta demasiado poder sintetizar mis ideas, y más aún, poder transmutar
dichas abstracciones en palabras, letras, párrafos; en lenguaje escrito. He de
recalcar que aunque publico muy esporádicamente en el blog, existe una cantidad
considerable de escritos que me limito a no compartir. No por cobardía ni por
vanidad, sino simplemente por evitarle un aburrimiento inminente a aquellas
personas que suelen leer lo que comparto. Mucho menos confabular para que os
adaptéis a leerme a diario. En fin…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">Hoy,
precisamente, leía a Maupassant. Un párrafo me hizo reflexionar detenidamente
sobre algo de lo que he venido pensando desde hace mucho y que, sin ánimos de
sonar pesimista, ha sido una condición muy bien aceptada por mí. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><span style="background: white;">Este
es el escrito:<br />
<br />
“</span><i><span style="background: white;">-¡Pobre gente! No es repugnancia el sentimiento que
me inspiran, sino el de una inmensa piedad. Entre todos los misterios de la
vida humana hay uno que yo he penetrado: el grande, el cruel tormento de
nuestra existencia, proviene de que estamos eternamente solos, y todos nuestros
esfuerzos, todos nuestros actos no tienden sino a huir esa soledad en que
vivimos. Esos enamorados al aire libre que a</span><span class="textexposedshow">cabamos de ver sentados en esos bancos tratan, como nosotros, como todas
las criaturas, de hacer cesar ese aislamiento, aunque sólo sea durante un
minuto: pero permanecen y permanecerán siempre solos, y nosotros también. Unos
se aperciben más que otros de esa verdad; pero todos la comprenden. ¡Desde hace
algún tiempo sufro yo el abominable suplicio de ‘haber comprendido’, de haber
descubierto la espantosa soledad en que vivo, y sé que nada, ¿entiendes?, nada
puede hacerla cesar! ¡Sea lo que sea que intentemos o hagamos, cualesquiera que
sean los impulsos de nuestro corazón, el grito de nuestros labios, el abrazo de
nuestros cuerpos, estamos siempre, siempre solos!”<o:p></o:p></span></i></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span class="textexposedshow"><span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">Uno, que usualmente tiende a mantener una postura
totalmente contraria a lo dicho, puede, después de haber leído esto, quedar
perplejo y absorto por lo terrible que puede llegar a significar. Este no es el
caso. De hecho, desde que comencé a tener un razonamiento más puramente lógico,
aprehendí este criterio sin mayor escándalo. Muchas veces sucedía que, a pesar
de estar rodeado de personas, en su mayoría, agradables, fraternas; existía
siempre ese miserable vacío que no poblaba ni siquiera la amistad más límpida
ni la compañía más agradable. Se hacía común, dentro de los parámetros
normales, sentirse desvaído y, previendo que ni la presencia de individuos
cercanos al círculo de amistad más visceral proporcionara un remedio a esa
enfermedad progresiva, se adquiere la autoimpuesta condición del exilio. Se
dejan de frecuentar los mismos lugares, a las mismas personas, las mismas cosas
y uno se sumerge en un océano de certidumbres que, como sería normal, son casi
ininteligibles cuando se encuentra rodeado de muchas personas que vedan,
generalmente, esa prioritaria acción del ser humano: pensar. Uno comienza a
pensar, a leer, quizá a escribir y se advierte que no es algo pernicioso ni descabellado;
se empieza a desmitificar las bases en las que se creía como verdades
irrefutables y que regían, prácticamente, cada acción o pensamiento de la vida.
Se empieza a ver las cosas desde otra óptica. Se comienza a pensar intempestivamente
y, en detrimento de la propia existencia, uno se vuelve infeliz. Porque se
puede ser miserable y desgraciado. Ese antagonismo se es permitido en la vida:
la inmundicia y la tragedia pausada, la aberración y el hermetismo con dosis
efímeras de relativa “felicidad” que instauran lo cotidiano.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span class="textexposedshow"><span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">Para ser preciso, hace mucho tiempo que <b><i>comprendí</i></b>,
al igual que el personaje de la historia de Maupassant, que estoy solo; que
siempre estaré solo, aun tratando de anular dicha cláusula relacionándome con
otros individuos. Y es que el problema no reside en lo que a acepción se
refiere. Quizás es como decía Séneca:<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;">
<span class="textexposedshow"><i><span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><b>“La soledad no es estar solo,
es estar vacío”</b><o:p></o:p></span></span></i></span></div>
<div align="center" class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span class="textexposedshow"><span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">Es así, pues, como el aislamiento inducido origina
personas vacías. Personas que caminan con la mirada altiva por las calles,
desoladas, inquietas buscando siempre rellenar, de alguna forma, esa oquedad existencial
que los embulle. Ese desasosiego que los exacerba en cada esquina y que no
encuentra su disipación en ninguno de los placeres o sistemas del mundo.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span class="textexposedshow"><span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">Seguirán así; solos, vacíos, miserables hasta que
la muerte dicte veredicto sobre ellos, o, para evitarse la espera, dictaminen ellos
mismos su propia muerte.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background-color: white; font-family: 'Courier New', Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background-color: white; font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Ahora sé que estoy solo, y, desde luego, dicha
preferencia ya no configura cierta relevancia en mi vida. Estoy solo, quiero
estarlo. Ya no busco a nadie; sólo me busco a mí, tratando de rellenar esta
osamenta vacía perdida en este lánguido desierto de cascarones vivos…</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00215791227371858050noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6503167845210300749.post-30705238165301211762014-07-30T21:15:00.000-07:002014-12-11T13:35:44.561-08:00Vale la pena vivir (?)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-W8eKxt7_FBg/U9m6-vU56FI/AAAAAAAAAIc/kFBBxWJJ1vI/s1600/10557289_678973875513725_7811829633153812401_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-W8eKxt7_FBg/U9m6-vU56FI/AAAAAAAAAIc/kFBBxWJJ1vI/s1600/10557289_678973875513725_7811829633153812401_n.jpg" height="400" width="322" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing">
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<b><i><span style="font-family: 'Book Antiqua', serif;">Vida, s. </span></i></b><i><span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;">Especie de
salmuera espiritual que preserva al cuerpo de la descomposición. Vivimos en
diario temor de perderla; cuando se pierde, sin embargo, no se la echa de
menos. La pregunta "¿Vale la pena vivir?" ha sido muy debatida, en
particular por los que opinan que no; algunos de ellos escribieron extensos
tratados en apoyo de esa idea y, gracias a un minucioso cuidado de su salud,
disfrutaron durante muchos años los honores de una exitosa controversia.</span></i><span style="font-family: 'Book Antiqua', serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<b><span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;"><br /></span></b></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<b><span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;">Ambrose Bierce, </span></b><span style="background-color: white; color: #141823; font-family: Helvetica, Arial, 'lucida grande', tahoma, verdana, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.3199996948242px;"><b>«</b></span><b><span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;">Diccionario del Diablo</span></b><span style="background-color: white; color: #141823; font-family: Helvetica, Arial, 'lucida grande', tahoma, verdana, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.3199996948242px;"><b>»</b></span><b><span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;">.</span></b></div>
</div>
<div class="MsoNoSpacing">
<b><span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: x-small;"><br /></span></span></b></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; font-family: Helvetica, sans-serif;">Estructurar de
una forma sistematizada lo que podría ser “una acotación o resolución” acerca
de lo que es la vida o, mejor dicho, de manera más pura: </span><b><i><span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;">‘la existencia’</span></i></b><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; font-family: Helvetica, sans-serif;">, vendría siendo una labor asaz difícil y más
aún, ardua e innecesaria.</span><br />
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">Para dichos
casos, podría atenderse mejor a una obra filosófica o científica; incluso, a
una literatura enmarcada en la síntesis ficticia que aborda, metafóricamente,
la problemática de la realidad en general y en la que, entrelazando sucesos
inverosímiles con otros un tanto más creíbles, desarrollan una aproximación
bastante válida sobre el tema.</span><span style="font-family: Helvetica, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">En todo caso,
es preferible mantener cierta distancia prudente con respecto a estos matices
analíticos que, por cierto, desnaturalizan de manera impronta la dilucidación
de lo que en cuestión se tratará de abarcar. Asimismo, y, a modo de prevención,
me eximo de cualquier<span class="apple-converted-space"> </span></span><b><span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;">‘especulación’</span></b><span class="apple-converted-space"><span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;"> </span></span><span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">que confiera al texto un aire de profundidad o de
verdad irrefutable. Está demás decir que la idea central es nada más
sustentable desde un criterio subjetivo; es decir, desde mi óptica personal y/o
individual.</span><span style="font-family: Helvetica, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">Con esto no
pretendo desligarme artificiosamente de lo que aquí presento, ya que si bien
una opinión puede estar bajo constante crítica o en tela de juicio, esto
supone, desde luego, ser arremetida o refutada de alguna forma por el
pensamiento de los otros, no se podrá –en su defecto- darle cierta veracidad ni
a mi criterio ni al vuestro; puesto que cada uno conlleva una serie de ideas
desarrolladas, por una parte, desde una perspectiva experimental y, por la
otra, desde una apriorística. Cada una formalizada por lo individual y
secundada por lo cotidiano.</span><span style="font-family: Helvetica, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">Hablar sobre
la existencia (el bien o mal vivir) supone un dolor de cabeza para cualquiera,
dolor que es menester considerar como “estimulativo” para poder discernir
conjuntamente lo que dicha concepción engloba. Permítanme, pues, asir ese
malestar cefaléico [sic] y fluctuar con cierta vaguedad por ese clímax
metafísico que la idea de “ser” proporciona tumultuosamente a aquél que osa
cuestionárselo…</span><span style="font-family: Helvetica, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">¿Valdrá la
pena, acaso, vivir? ¿Es correcto otorgarle un </span><b><i><span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;">Sentido</span></i></b><span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;"> a todo este cúmulo de desgracias,
indeterminaciones, bellezas, y demás porquerías que incluye la misma
existencia? En síntesis, ambas cuestiones nos llevan a converger en el mismo punto.
Es decir, si por algún motivo una causa nos ha llevado, deliberadamente, a
“ser”, es normal que exista, como consecuencia a este efecto, una necesidad
intrínseca por adjudicarle un sentido u objetividad en tanto que proporcione al
individuo una sensación de satisfacción y de apreciación por la misma. Esto
forma parte de la naturaleza individual del ser humano. Ya se habrá notado
dicha patología del hombre por proveer, en casos de extrema desgracia, un ápice
de positividad –en el sentido optimista de la palabra- a todo aquello que
promueva un desasosiego y sentido de miseria en él. Desde luego se sabrá que, a
partir de dichas circunstancias, muy probablemente, se haya erigido la
inclinación por lo superlativo o lo «Divino». No es de extrañarse, pues, que en
cualquier eventualidad, el ser humano, provisto de toda tentativa de
razonamiento, mantenga cierta tendencia por conceder una especie de sentido
primigenio a los efectos que se desarrollan en su entorno. Sea este sentido
espiritual o racional.</span><span style="font-family: Helvetica, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">Ya esclarecida
la predilección del ser humano por proporcionarle una acepción a todo
acontecimiento en virtud de su proclive naturaleza, habría, en efecto, que
responder a la pregunta fundamental del texto.</span><span style="font-family: Helvetica, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">Esta
interrogante, desde luego, nos remite a un campo meramente relativo, o, si se
quiere, personal. Naturalmente que el objetivo de la existencia (o el enfoque
que de ésta se tenga) varía con respecto a la óptica del observador. Por ello,
es común que existan particularmente dos vertientes en las que la visión del
ser humano encuentre su sitio de reflexión: una, del lado positivo/optimista; y
otra, del lado negativo/pesimista. Pero, ¿cuál será la más válida o aceptable?
O, mejor dicho: ¿cuál estaría dentro de los parámetros más próximos para
definirse como una </span><b><i><span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;">Verdad</span></i></b><span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">? Desde luego, la pregunta se torna demoledora ya
que, inclusive teniendo una imagen ínfimamente admisible dentro de alguna de
las dos categorías antes mencionadas, ninguna lograría desligarse del plano
subjetivo. Es así, entonces, que la cuestión se torna ininteligible. Sería
demasiado pretencioso atribuirle a la vida un contexto “bueno” o “malo”,
teniendo en cuenta las diferentes piezas que conforman el puzle. Si bien la
vida es una catástrofe, un sufrimiento continúo del hombre, una carrera sin
retorno, una búsqueda constante por los ideales y la perfección, y un sinfín de
tonalidades grises y oscuras; también existe, en contraposición, lo sublime, lo
increíble, lo inescrutable, el Universo y la naturaleza en su estado más puro y
perfecto. ¿No es acaso la vida ese acto antagónico entre lo bueno y lo malo?
Decir que la vida es irrelevante por haber sufrido en carne propia las peores
desgracias, es, hasta cierto punto, aceptable; sin embargo, no es válido. Al
igual que argumentar que la vida es maravillosa o trascendental por el hecho de
haber sido formado bajo una doctrina religiosa o poseer ventajas que, quizá,
otros no posean.</span><span style="font-family: Helvetica, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">Sería, en todo
caso, apelar por un sistema de formalidades que delimitarían el terreno en una
fracción o en un sesgo unilateral. Mientras que, hablar de subsistencia,
dependería únicamente de una visión bilateral. Es así, pues, que toda
existencia está determinada por estos dos designios.</span><span style="font-family: Helvetica, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">Ahora bien, y
dado por sentado que podemos asumir una actitud que admita ambas presunciones,
deberíamos dar una respuesta a la pregunta que inicialmente nos condujo a todo
este análisis y que es el </span><b><i><span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;">quid</span></i></b><span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;"> de la publicación:</span><span style="font-family: Helvetica, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<br /></div>
<div align="center" style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: center;">
<b><i><span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;">¿Vale la pena
vivir?</span></i></b><span style="font-family: 'Book Antiqua', serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div align="center" style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: center;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="background: white; font-family: Helvetica, sans-serif;">Ya legitimados
algunos de los planteamientos que la misma pregunta nos remite, podríamos
contestar, a ciencia cierta, lo siguiente:</span><span style="font-family: Helvetica, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<b style="text-align: center;"><i><span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;"><br /></span></i></b></div>
<div align="center" style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: center;">
<b><i><span style="background: white; font-family: 'Book Antiqua', serif;">Si vale la pena vivir, enhorabuena; pero si, en
caso contrario, no lo vale… ¿Qué estáis esperando para pegaros un tiro en la
cabeza?</span></i></b><b><span style="font-family: 'Book Antiqua', serif;"><o:p></o:p></span></b></div>
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00215791227371858050noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6503167845210300749.post-53898383208132058272014-07-21T18:25:00.000-07:002014-07-21T19:29:20.288-07:00De la apreciación al asco<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-OHSCX1XanOE/U825vckWiWI/AAAAAAAAAHw/6UWtSDlmTVY/s1600/Ramsi+Ramse.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-OHSCX1XanOE/U825vckWiWI/AAAAAAAAAHw/6UWtSDlmTVY/s1600/Ramsi+Ramse.jpg" height="266" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">Generalmente,
no suelo establecer ninguna especie de lazo fraterno con las personas. Esto, a
saber, no por catalogarme una persona superior (condición que, particularmente,
le proporciona a muchos la posesión de algún bien material, un estatus social,
o, simplemente, una remarcada exaltación de sus dotes como individuo. Sean
estos: poseer una inteligencia mayor al promedio, o una imbecilidad y
mediocridad que, como suele suceder, difícilmente es perceptible para el
portador) sino por cuestiones preventivas y, más aún, por suprimir el binomio
característico de “yo soy/tú eres” que, en principio, cualquier tipo de
comunicación que se suscita para entablar una relación sugiere. </span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">Desde luego,
esto no le he ido aplicando desde siempre. Últimamente se ha ido gestando de
una forma aún más acentuada debido a la persistente metamorfosis que ha ido
sufriendo mi pensamiento y, como consecuencia, la aprehensión cognoscitiva de
las cosas y/o personas. En efecto, este cambio me proporciona una perspectiva
un tanto diferente a la que podría haber tenido algunos años atrás. He de decir
que si bien esta sensación de repugna hacia algunas personas es, en su mayoría,
algo llevadero y, hasta cierto punto, maleable, a su vez, este mismo desprecio
se ha ido agravando profusamente de forma inestimable, desarrollando en mí
cierta actitud de aislamiento y zozobra que, a diferencia de lo que estos
estados pueden aludir, me complican sobremanera la interacción con el mundo. Eso,
aunado con las dosis constantes de depresión que sufro a diario, los cambios de
humor paralelos a dichos estados de conmoción emocional, y, por qué no, la
omnipresente sensación de aborrecimiento hacia mi entorno; me sumen,
ineluctablemente, en una condición harto indefinible y prácticamente
insostenible.</span></span></div>
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<span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">Es normal que esta situación, desde la óptica de los otros, sea
imperceptible o, en la mayoría de los casos, pase desapercibida. Al igual que
yo, existen muchas personas cuyos objetivos se basan en no sostener ninguna
relación con los demás. Fuera de este perímetro, se establece una diferencia muy
peculiar; y es que, en detrimento de mi posición social, es decir, como
individuo dentro de una sociedad de imperativas relaciones, la realización de
éstas con respecto a los demás me da asco. Sí, inclusive me viene esa sensación
de náusea hacia personas que conozco y a las que guardo cierto aprecio o cariño
por ser importantes en mi vida pero que se ven arremetidas por ese desdén que
me subyuga cuando mi estado anímico se torna convulso y sintomático. Paso días
en los que, únicamente, la lectura de un buen libro me consuela; otros, en los
que caminar al aire libre, sin ningún ruido que perturbe el periplo, anula por
completo esa desfachatez contenida hacia mi derredor. Es muy común que, por
dichas eventualidades, se me tome como una persona arrogante, engreída,
egocéntrica, y todos aquellos epítetos que resalten, de forma soberbia, mis
peores defectos opacando, asimismo, mis virtudes. De hecho, ya no sé qué tipo
de virtudes podría tener un tipo con aires de petulancia en cuyos estados
depresivos lo posee una ingente sensación de desprecio hacia el prójimo. ¡Vayan
ustedes a saber! Sin embargo, y, en contraste con estos aspectos que rozan en
lo inhumano, poseo una arraigada apreciación por la vida de las personas y
animales… Por la naturaleza en general. Naturalmente, mi desprecio se enraíza a
partir de ciertas actitudes o conductas que poseen algunos individuos
perniciosos –y otros no mucho- que son el reflejo de una sociedad en decadencia
y la práctica de sistemas eclipsados y rebosantes de moralina.</span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background: white;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;">No obstante,
huelga decir, que soy bastante sensitivo con muchas cosas. Como decía Borges: “soy
desagradablemente sentimental”; condición de la que me envanezco pues, fuera de
ser un lastre en una sociedad tan convulsa, grotesca y bestializada, suele ser
meritorio para los que aún mantenemos esperanza en que tanta miseria puede
llegar a su fin. </span></span><span style="background-color: white; font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Me entristece ver a personas (de diferentes edades)
desprotegidas, deambulando por las calles, sin comida ni techo; ver animales
colapsando o siendo torturados por hijos de puta que no tienen, sin más, la
misma acepción de humanidad compartida por la población en su conjunto. Lo
mismo para esos palurdos que atentan con la vida de las personas indefensas y
que nos llevan a relacionarnos en una especie de odisea colectiva en donde el
más fuerte, haciendo uso de la violencia y aun de la inteligencia, en todo
caso, para aplastar al otro, termina triunfante y enarbola enorgullecido el
baluarte de la victoria cuan si fuera un acto loable.</span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background-color: white; font-family: 'Courier New', Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background-color: white; font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Esta sociedad está cada
vez más corroída y es menester hacer algo por ella.</span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background-color: white; font-family: 'Courier New', Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background-color: white; font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">En su defecto, es muy
probable que no se me tome con demasiada trascendencia, ya que explicitada mi
perspectiva sobre la realidad, lo único que puede suscitar en alguien es un
menosprecio infinito. ¡Hombre!, tenedme todo el repudio que vuestra capacidad
os permita pero tened en cuenta que, mientras me deseáis el mal, hay otras
personas que lo llevan a un plano físico y no sé qué es peor: que existan
vándalos que atenten con la vida de los demás o personas que se queden
boquiabiertos e indignados mientras se fuman un cigarrillo o toman café
arrellanados en el sofá de su sala frente a una pantalla que los tiene
ensimismados y, peor aún, alienados. El sinsentido <i>per se</i>, deja remarcado sin ningún problema el síntoma general de esta peste de la que somos parte. El
<i><b>quid</b></i> de la publicación es para dejar en claro que mi desaprensión por la
sociedad es solamente el producto derivado de la observación y el desconcierto
que esto me produce a lo largo del tiempo.</span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background-color: white; font-family: 'Courier New', Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background-color: white; font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Habría que delimitar, a su vez, que
el asco producido fundamentalmente por mi estado anímico, difiere,
evidentemente, del otro que se obtiene como resultado de la desazón producida
por la actuación de esos entes que se hacen llamar humanos y que, sin necesidad
de ser lo suficientemente minucioso, puede apreciarse que son el vivo reflejo
de la ya gastada “interacción cotidiana” con los de su misma especie. Es normal
que se tienda a generalizar; sin embargo, sé que existen personas
excelentísimas y de buenas intenciones, inclusive conozco a muchas y les guardo
un cariño y aprecio considerable. Aun –en un plano meramente cibernético, en
redes sociales para ser más específico- he tenido la oportunidad de conocer
personas (de otros países), de las cuales tres o a lo sumo cuatro, sé, con plena convicción, que son
seres excepcionales. Ni la distancia deroga ese nexo ni esa apreciación. Cuestión que me satisface
enormemente puesto que reivindica cierto optimismo inusitado en mi día a día,
tras estar siempre detrás de esa columna renegrida de pesimismo de la que soy
presa frecuentemente. Son, a fin de cuentas, la única luz que logro atisbar
desde el fondo de este pozo de desdicha e infortunio en el que vivo.</span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background-color: white; font-family: 'Courier New', Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="background-color: white; font-family: 'Courier New', Courier, monospace;"><i><b>A ellos, sea en la distancia o cercanía, gracias por estar.</b></i></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00215791227371858050noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6503167845210300749.post-64926225101659442882014-05-17T09:36:00.000-07:002014-05-17T09:36:07.145-07:00Sobre la felicidad<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><b><i><br /></i></b></span>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-TaEgMBawN_g/U3ePXPqyNCI/AAAAAAAAAEU/q55XGU4FTuY/s1600/Goya....jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-TaEgMBawN_g/U3ePXPqyNCI/AAAAAAAAAEU/q55XGU4FTuY/s1600/Goya....jpg" height="295" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><b><i><br /></i></b></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><b><i>“El mundo del hombre feliz es un mundo diferente al del (hombre) infeliz. </i></b></span><b style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;"><i>De la misma manera, en la muerte, el mundo no cambia, sino que acaba”.</i></b></div>
<div style="text-align: right;">
<b style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;"><i>Ludwig Wittgenstein, Tractatus logicus-philosophicus</i></b></div>
<div style="text-align: right;">
<b style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;"><i><span style="font-size: x-small;"><br /></span></i></b></div>
<div style="text-align: left;">
<b style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;"><i><span style="font-size: x-small;"><br /></span></i></b></div>
<div style="text-align: left;">
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><i>"La felicidad: esa condición temporal de la existencia </i></span><span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><i>«humana»"</i></span></span></blockquote>
</div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><span style="line-height: 18.399999618530273px;"><i><br /></i></span></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><span style="line-height: 18.399999618530273px;"><i>Infiero que dicha naturaleza implica, en general, un estímulo; y, al igual que cualquier mecanismo físico, químico, orgánico, hormonal, perceptivo, etc., ésta se sostiene sobre el ya conocido principio de causalidad.</i></span></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><span style="line-height: 18.399999618530273px;"><i><br /></i></span></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><span style="line-height: 18.399999618530273px;"><i>Naturalmente, para la obtención de dicho efecto (felicidad), sobreviene al análisis, su causa. Sin embargo, y por cuestiones que, dicho sea de paso, poseen cierta perspectiva unilateral, me privo de esquematizar una "ontología de la felicidad".</i></span></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><span style="line-height: 18.399999618530273px;"><i>Huelga decir que, a mi criterio, se me es profundamente indiferente el término que aquí se suscita; y que, al verme exonerado de dicha hipótesis, se podrá percibir en mí, una especie de individuo mendaz. No es el caso. Hablar de la felicidad es equipolente a hablar de religión: una bobería. No obstante, me gustaría sintetizar un poco la idea que erróneamente se maneja sobre el concepto de ésta y, peor aún, se defiende febrilmente entre insultos y argumentos de abismal incertidumbre.</i></span></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><span style="line-height: 18.399999618530273px;"><i><br /></i></span></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><span style="line-height: 18.399999618530273px;"><i>Lo que en cuestión se trata, se erige sobre la interrogante: ¿a qué nos referimos al suscitar el término felicidad?</i></span></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><span style="line-height: 18.399999618530273px;"><i>A mi gusto, la felicidad es el efecto -entre tantas causas- cuya importancia se releva, fundamentalmente, al artífice que en principio la origina. Es decir, la importancia de ésta se basa, en última instancia, en su causa. Pero, ¿cuál es más importante: aquélla que por cuestiones biológicas, el individuo, en su interminable supervivencia, busca con arduo trabajo o aquélla que, por muy ilógico que parezca, se obtiene de forma dosificada pero de forma constante durante la existencia? ¡No hay diferencia! Aun, podríamos anular la primera, por razones bastante obvias; y es que como se dijo anteriormente, la felicidad es solo un proceso que se promueve bajo la dependencia de dos variables: la causa y el tiempo.</i></span></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><span style="line-height: 18.399999618530273px;"><i><br /></i></span></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><span style="line-height: 18.399999618530273px;"><i>Así:</i></span></span><br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><b><i>"Ninguna causa perdurará en el tiempo, ni su efecto (felicidad) permanecerá inmutable"</i></b></span></blockquote>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><i>Con esto, desmitificamos la idea fundamental: no existe felicidad que no prevea una especie de cambio con respecto al tiempo, incluso, que en cualquier circunstancia, no sea alterada por otra causa (en pro o en contra de la misma).</i></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><i><br /></i></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><i>Ahora bien, para aquellos insensatos que mantienen firmemente que poseen una vida feliz, ¿a qué hacen referencia con ésto? Si bien la percepción de ésta puede presentarse de forma consciente en el individuo y, sin duda, disfrutarse con frecuencia; no puede, bajo ninguna forma, ser descrita como un estado permanente y atemporal. Existe un grave error en la concepción del vocablo y, por consecuencia, el hombre incurre en dicha errata constantemente al creer que las dosis reiteradas de las causas provocan, a su vez, una dosis duradera del efecto. No es así. Qué más prueba de tal equivocación que aquél que busca postergar su efecto con la ayuda de narcóticos o alcohol, psicoactivos o psicotrópicos, o en los placeres mundanos y carnales de la vida; y que, como es de esperarse, pasado el goce, recae en la frustración, agonía y miseria que se vive actualmente.</i></span><br />
<i style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">De igual forma que la felicidad se desmorona a minúsculos intervalos de tiempo, así sucede con las demás sensaciones o respuestas que se originan a partir de un estímulo perceptivo o emocional.</i><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><i><br /></i></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><i>Pobre del optimista, que entre tanto infortunio, se ve extraviado entre sus dotes de alérgico bienestar futuro. <b>Pobres hombres.</b></i></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><i>Pobres todos, porque el hombre es ciego; porque, a pesar de oler mierda y vivir en ella, a pesar de eso, siempre sonríe.</i></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><i><br /></i></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><i>Hablar de felicidad, hoy en día, se vuelve tan trágico e inconsistente debido a que, sin bien no estamos del todo mal, tampoco estamos del todo bien. Basta con salir: mirar la putrefacción que se vive en las calles, el dolor ajeno, la miseria social, la injusticia, la enfermedad, la pobreza, el hambre y toda acción deleznable del ser humano que rememora aquellos pasajes de la Divina Comedia en la que, detalladamente, se nos presenta un infierno que no dista mucho del mundo actual.</i></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><i><br /></i></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><i>Poco a poco, la felicidad se va convirtiendo en algo más quimérico y ficticio... poco a poco, la felicidad va transmutando a una sensación asequible para muchos y para tantos. Y si bien la mayoría de personas conservan con cierto fervor que son felices, en el sentido inacabable que se le otorga al vocablo, habría que confinarlos a otro estado: al del conformismo. No hay mucha diferencia entre una condición y la otra, más bien, a partir de una sobreviene la otra. Existe cierta proporcionalidad entre ambas nociones. <b>Si se es feliz, es porque existe cierta conformidad con lo que se tiene; si se es conforme, inexorablemente, se crea la equivocada propensión a ser feliz. </b></i></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><i>El hombre está programado, particularmente, a creer que todo irá bien; incluso, en la óptica de los pesimistas se logra atisbar, en algún momento, un rayo de luz al final del camino.</i></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><i>Es así, pues, que la equívoca sensación de estar indeterminadamente feliz, por alguna razón, viene siendo, en pocas palabras, el síntoma de esa enfermedad que muchos padecen llamada <b>conformismo. ¿Tan mal estamos?</b></i></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><i><br /></i></span>
<i style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">He de decir que no impreco ninguna de las dos circunstancias; al final, cada quien es libre de vivir o creer en lo que le dé la gana. Tal vez esto que escribo no ayude a nadie, al contrario, se me tildará de absurdo, de sacrílego, de tonto. No importa. Puede que me equivoque... no lo sé.</i><br />
<br />
<i style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Debo confesar que, personalmente, no soy feliz; tampoco soy infeliz: me mantengo al margen.</i><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><i><br /></i></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><i>Ser feliz en nuestro tiempo, cabe subrayar, se está convirtiendo en una creencia autoinducida, creencia que cada día va ganando más adeptos. Y llegará el día, en que la colectividad se inclinará por ésta, y, entonces, todos serán felices; al menos, creerán que lo son. Como sucede, hoy en día, en todas partes. Así. Tal cual.</i></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><i><br /></i></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><i><br /></i></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><span style="line-height: 18.399999618530273px;"><i><br /></i></span></span></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><span style="line-height: 18.399999618530273px;"><i> </i></span></span></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00215791227371858050noreply@blogger.com0